Perder duele. A veces es una persona. Otras veces, es una parte de nuestra salud, de nuestro cuerpo, de nuestra identidad o incluso de nuestra tierra.
El duelo no siempre lleva flores ni entierros. A veces, se presenta en forma de silencio, de preguntas sin respuesta, de cansancio o rabia.
Y aunque el duelo es universal, no lo vivimos todas las personas de igual manera. No es una tarea fácil, pero existen diferentes formas de atravesarlo y distintos caminos para aprender a convivir con la ausencia.
Las fases del duelo: más allá de una línea recta
Existen varios modelos que intentan explicar el duelo como un proceso. No porque sea una fórmula mágica, sino porque ponerle nombre al caos ayuda a transitarlo.
Modelo de Kübler-Ross:
- Negación
- Rabia
- Tristeza
- Aceptación
Modelo de Bowlby:
- Shock
- Anhelo
- Desorganización
- Reorganización
Modelo de Worden (tareas):
- Aceptar la realidad de la pérdida
- Sentir el dolor
- Adaptarse a un mundo sin esa persona
- Recolocar emocionalmente al ser querido
Modelo de Neimeyer:
- Evitación
- Procesamiento emocional y cognitivo
- Acomodación y reorganización de la vida
No importa con que modelo te identificas más. Todos nos recuerdan algo: el duelo es un proceso y cada persona necesita su tiempo para “ACEPTAR”
El duelo que nadie ve: la pérdida de la salud
Una enfermedad grave, degenerativa, crónica o un diagnóstico inesperado puede marcar el inicio de un duelo silencioso.
A partir de ese momento, tanto el paciente como su entorno, suelen experimentar las distintas fases del duelo conjuntamente.
Las emociones que emergen:
- Rabia contra médicos, Dios o uno mismo.
- Culpabilidad, vergüenza, tristeza.
- Negociación con promesas o pactos.
- Depresión por lo que fue y lo que no será.
- Aceptación cuando hay apoyo suficiente.
Cuando cuidar enferma: el duelo del cuidador
Especialmente en enfermedades como el Alzheimer, la pérdida es doble: se va la persona que conocías y tú misma puedes irte perdiendo en el rol de cuidadora.
El apoyo emocional y psicológico se torna muy necesario.
Duelo corporal: cuando tu cuerpo ya no es el mismo
El duelo también aparece ante una amputación, una enfermedad que altera el cuerpo o incluso por los cambios físicos que llegan con el paso de los años.
Ya no solo se pierde una función o una parte del cuerpo, también cambia la forma en que una persona se percibe a sí misma y se relaciona con los demás.
Duelo migratorio: dejarlo todo, empezar de cero
La migración implica muchas pérdidas: el idioma, la casa, las costumbres, la familia, las raíces. No es solo mudarse, es despedirse de una parte de ti.
Adaptarse puede doler, aunque también haya ilusión. Por eso, el duelo migratorio merece ser escuchado y acompañado.
Otros tipos de duelo que también dejan huella
No todas las pérdidas se ven a simple vista, pero eso no las hace menos válidas. Estas experiencias también merecen ser nombradas:
La pérdida por abandono
Cuando alguien que era importante para ti se va de tu vida sin despedida, sin explicación o sin posibilidad de cierre. La herida queda abierta, llena de preguntas.
Comenzar un nuevo camino para recuperar la confianza en ti y en los vínculos, no será fácil sin apoyo y ayuda profesional.
El síndrome del nido vacío
Cuando los hijos se van de casa, muchas madres y padres sienten un vacío difícil de explicar. Cambia el rol, el ritmo y el sentido de muchos días.
Reconectar con uno mismo y abrir espacio a nuevas etapas puedes ser todo un reto.
La pérdida del trabajo
Más allá del ingreso económico, el trabajo también representa identidad, rutina y pertenencia. Perderlo puede dejar una sensación de que ya no se es útil o falta de propósito.
En este caso habrá que trabajar en reconstruir el valor personal para abrirse a nuevas oportunidades.
La jubilación forzada
Cuando no es por decisión propia, la jubilación puede dejar una sensación de vacío difícil de asimilar.
La persona puede sentirse descolocada con tanto tiempo libre y sin un propósito.
Fracasos profesionales o financieros
Metas que no se cumplen, sueños que se caen, inversiones que no salen bien. Todo eso también es pérdida.
Esto puede provocar miedo a abrirse a nuevas experiencias.
🛠️ Recursos y recomendaciones para transitar el duelo (sin perderse en él)
💡 El duelo no se “cura”… pero sí se acompaña. Y cuando se acompaña bien, los beneficios son reales.
🔹 Terapia psicológica especializada en duelo
Comprender qué te está pasando, expresar emociones, recolocar la pérdida, recuperar energía vital.
🔹 Grupos de apoyo y asociaciones
Escuchar y ser escuchada desde la empatía. Disminuye la sensación de aislamiento.
🔹 Escribir, crear, ritualizar
Ritualizar despedidas, escribir cartas, crear homenajes. Da forma al dolor.
🔹 Cuidar el cuerpo
Descansar, comer, moverse. Más regulación emocional y claridad mental.
🔹 Date permiso para sentir (y también para parar)
No estás obligada a estar bien. Alternar dolor con pausas también es sano.
🤍 En resumen…
No existe un duelo “normal” o “ideal”. Existe el tuyo. Y si lo habitas con amor, acompañamiento y respeto, es posible que un día el dolor no desaparezca… pero deje de doler como ahora.